Resistir al avance centralista y conservador

Las elecciones del pasado domingo 28 de mayo, aunque de carácter autonómico, insular y local, se convirtieron en unos comicios muy contaminados por la bronca política estatal. Reafirmando el choque de trenes de derecha e izquierda, sin matices ni ponderación alguna, que ha caracterizado a la política española en los últimos tiempos. Una prolongada etapa que se ha venido configurando como una de las de más elevada confrontación del periodo democrático. Y que nos lleva a unas elecciones generales anticipadas el próximo 23 de julio.

Esta contaminación afectó a los resultados en distintas comunidades y ayuntamientos, especialmente los de las grandes ciudades, más allá de la buena o mala gestión de estos desde 2019, de los candidatos y candidatas o de los programas. Como ocurrió en la Comunidad de Valencia, Cantabria, Extremadura o Baleares; o en ayuntamientos como los de Valladolid, Valencia o Sevilla. Con un avance significativo de la derecha tradicional y la entrada de la extrema derecha en numerosas instituciones en las que hasta ahora no estaba presente. Y, paralelamente, un retroceso muy sustancial del partido que recogió las esencias del 15M -desapareciendo de los parlamentos de la Comunidad de Valencia, Madrid y Canarias- y, asimismo, la constatación definitiva y previsible de la desaparición de Ciudadanos.

Produciéndose excepciones en el País Vasco -en el que las dos formaciones nacionalistas alcanzan conjuntamente el 60% de los votos-, Navarra y, también, aunque en distintas claves, Cataluña. En esta última el PSC-PSOE acaparó el 24% del total de papeletas, ganó en tres de las capitales, Lleida, Girona y Tarragona, quedando su candidato Jaume Collboni segundo en Barcelona tras Xavier Trías (Junts) y por delante de los comunes de Ada Colau. 

Pero en el resto del Estado estas circunstancias de fuerte polarización y avance conservador afectaron negativamente no solo al PSOE, sino sobre todo a sus aliados ubicados a su izquierda y los territoriales moderados que sufren un muy relevante retroceso, dejando de tener representación en numerosas comunidades y ayuntamientos. Llevando a la perdida de la mayor parte del poder autonómico y de los gobiernos progresistas de las grandes urbes, en las que se dan las condiciones para mayorías de gobierno del PP y Vox.

Ola conservadora

La ola conservadora afectó, asimismo, a Canarias. Con retroceso del PSOE en el Parlamento (dos escaños menos que en 2019), desaparición de Unidas Sí Podemos y de momento, pendientes del recuento del CERA, residentes en el exterior, mantenimiento de los cinco escaños de NC. En nuestro caso, Canarias, hay ocho escaños conservadores más en su Parlamento: cuatro que crece el PP y los cuatro que corresponden a la extrema derecha, que accede por primera vez a la Cámara canaria. Con un importante retroceso de las fuerzas progresistas respecto a la conformación del Parlamento que nació de las urnas en 2019.

Hay, por tanto, una mayoría conservadora que se encuentra en condiciones de formar Gobierno en nuestra Comunidad; y en Nueva Canarias nos alegramos de que ese posible Ejecutivo se pueda configurar sin contar con la participación de Vox. Una situación, la no inclusión de la extrema derecha en el Gobierno de Canarias, que esperamos se extienda a la conformación de los gobiernos de las corporaciones locales e insulares. Por parte de NC no hay ninguna duda al respecto. ¿Cabrían otras opciones de Gobierno? Sí. Pero no parecen contar con suficientes apoyos para bosquejarlas e impulsarlas. 

Respecto a Nueva Canarias, somos la cuarta fuerza política de la Cámara, mantenemos de momento los 5 escaños; aunque es cierto que perdimos, porque Vox nos superó en votos, el acta de la lista autonómica. Y que no detectamos el grado de impacto de la ola estatal en las Islas y, especialmente, el avance de la extrema derecha. Pero somos los únicos del espacio progresista en el conjunto de las islas que no retrocedemos en escaños.

Crecimiento municipalista

El balance es mucho más positivo si hacemos referencia al ámbito local e insular. Con un crecimiento importante del espacio canarista en ayuntamientos y cabildos. Continuamos presidiendo, con Antonio Morales al frente, el Cabildo Insular de Gran Canaria y contamos con presencia en Fuerteventura (3 actas) y novedosamente en Lanzarote (2). El canarismo de progreso cuenta con cinco alcaldías por mayoría absoluta y, con pactos con otras formaciones, podemos presidir una docena más. Y formaremos parte de los gobiernos de otras muchas corporaciones locales en el conjunto del archipiélago. 

En Lanzarote, se ha pasado de dos a 13 ediles y, en Fuerteventura, crecemos hasta 12. En Tenerife aumenta de 10 a 25. En La Palma se mantienen seis, en La Gomera se pierde un representante y, en El Hierro, decidimos no presentar candidaturas. En el conjunto de Canarias pasamos de los 128 concejales y concejalas de las elecciones de mayo de 2019 en el espacio canarista a conseguir 175, lo que supone un incremento del 36,71%, a lo que se añaden once actas cabildicias. 

Y, en el caso concreto de Gran Canaria, el canarismo progresista obtuvo 115 concejales y concejalas frente a los 94 de 2019, un aumento del 22,34%, mientras que el PSOE tiene 82 y el PP 72. Con tres mayorías absolutas (Agüimes, Gáldar y Tejeda), y otras seis corporaciones locales en las que fuimos la fuerza más votada, Firgas, Guía, Ingenio, Santa Lucía, Teror y Valsequillo. Somos, con diferencia, la principal fuerza municipalista e insular de Gran Canaria. Y pretendemos seguir consolidando al nacionalismo de progreso dentro y fuera de las instituciones.

Ahora nos encontramos plenamente inmersos en el proceso de conformar mayorías estables y garantizar la gobernabilidad de las instituciones locales que se constituirán el próximo 17 de junio. Sobre la base de programas comprometidos con los intereses de la mayoría social.

Defensa de Canarias

Por otra parte, y de forma paralela, la Ejecutiva de Nueva Canarias ha generado una Comisión para establecer contactos que permitan articular para los inmediatos comicios de julio una Plataforma electoral de defensa de Canarias, contra los intentos de recentralización del Estado y la involución en derechos, libertades y servicios públicos, integrada por formaciones de estricta obediencia canaria. Aunque no descartamos otras opciones. Incluso la de concurrir en solitario.

Nos parece muy importante contar con presencia en las Cortes Generales para defender a Canarias y sus singularidades; ya lo hemos hecho en anteriores ocasiones con muy buenos resultados para esta tierra y para su gente. Y eso significa defender el autogobierno y el desarrollo de nuestro Estatuto, garantizar el respeto al REF, trabajar por el justo tratamiento a Canarias en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), así como en una financiación autonómica, fundamental para la articulación del autogobierno, que tenga en cuenta nuestra lejanía y fraccionamiento territorial, así como el impacto de los niveles de pobreza en el costo de los servicios públicos.

Planteé a la Ejecutiva Nacional de Nueva Canarias que no formaré parte, en cualquiera de las alternativas, de esas listas a las elecciones generales del 23J. Mis tareas son ahora, como presidente de Nueva Canarias, de completa dedicación al fortalecimiento del partido para afrontar con las máximas garantías el próximo y complejo ciclo político. Tareas centradas en ampliar la afiliación, reforzar las estructuras de gestión internas y potenciar el ámbito de formación, análisis y estudio, así como en la coordinación de la política institucional. Trabajando, en definitiva, por la extensión y consolidación del espacio del canarismo de progreso en todas las islas.