La Crisis Climática es, con toda seguridad, el mayor reto actual de la Humanidad, en el que se juega la propia existencia de la vida en el planeta como la conocemos. Un problema global de enormes dimensiones que afecta especialmente a los territorios insulares, entre otros factores por la subida del nivel del mar; y que debe ser abordado consecuentemente desde los ámbitos locales. En nuestro caso, contribuyendo desde las Islas a combatir el cambio climático mediante políticas efectivas; lo que exige el compromiso permanente de todas las administraciones y, asimismo, el activo papel de los ciudadanos y ciudadanas. Combatiendo el negacionismo de las derechas extremas. Y dando pasos concretos: compromiso firme por la descarbonización de los distintos sectores económicos, apuesta por una movilidad sostenible, crecimiento de las energías renovables…
Con relación a esto último, al desarrollo de las renovables en las Islas, Nueva Canarias ha sido pionera. No solo en el plano teórico, discursivo o programático, sino también en nuestras actuaciones concretas en los ayuntamientos y en las comarcas de las Islas; y, en el ámbito insular, en el caso de Gran Canaria. Así como en nuestras propuestas legislativas en el Parlamento canario o en el ámbito estatal. Consideramos que el avance en la implantación de las renovables en el Archipiélago constituye un elemento esencial en la lucha contra la Crisis Climática y en la defensa de la soberanía energética a la que aspiramos. Son asuntos trascendentes que no admiten la menor dilación en su desarrollo. Y, mucho menos, ningún tipo de retroceso sobre lo avanzado.
Soy consciente de la creciente sensibilidad de la sociedad canaria frente a la emergencia climática, especialmente entre las generaciones más jóvenes, que vienen reclamando pasos firmes e inmediatos. No hay dos planetas como la Tierra y garantizar el futuro de esta supone actuaciones también en el ámbito local. Debemos priorizar la lucha contra la Crisis Climática y sus consecuencias para Canarias. Un problema global del Planeta que afecta especialmente a los territorios insulares.
Ahorro y eficiencia
Por eso debemos dar respuestas urgentes también desde las Islas. Consideramos esencial primar el ahorro y eficiencia energética en edificios públicos. Evaluando la vulnerabilidad de nuestro territorio frente al calentamiento global, y fomentando las actuaciones urbanísticas y territoriales que contribuyan a la adaptación al cambio climático y a la mitigación de los gases de efecto invernadero.
“La magnitud de la crisis requiere una respuesta decidida, constante y urgente; la transición necesaria requiere el rápido abandono de los combustibles fósiles y su no menos rápida sustitución por energías renovables”. Esto señalan distintos economistas y activistas ambientales en un interesante artículo, Renovables, aquí y ahora: tenemos que hablar, publicado en la marea.com. Se trata, como indican varios autores en un artículo, Por un ecologismo plural: facilitar acuerdos, pactar disensos, de construir entre los diferentes enfoques y voces del ecologismo, “desde un mínimo común que contribuya a convertir este espíritu en realidad de un modo social y territorialmente justo, y ecológicamente compatible con el resto de límites planetarios”.
Para mitigar el cambio climático, Nueva Canarias-Bloque Canarista apuesta decididamente por desarrollar las energías renovables como la eólica o solar de manera compatible con la protección del territorio y el sector primario, impulsar la economía circular, facilitar la movilidad con transporte público, así como el desarrollo del vehículo eléctrico y la introducción de los trenes alimentados con energías limpias en las islas más pobladas.
Cuando creíamos superado el debate, desde la derecha vuelve a plantearse la implantación del gas. Como se sabe ha sido nítido nuestro enfrentamiento a los intentos de implantarlo en las Islas, con Antonio Morales al frente de ese argumentado rechazo. Por tratarse de otra energía de origen fósil y contaminante. Por seguir generando una enorme dependencia del exterior. Por sus elevados costes. Y por suponer, asimismo, un significativo retraso en las inversiones en lo que debe ser un plan de transición energética dirigido a alcanzar el mayor peso de las renovables en nuestro modelo.
Seguridad y fiabilidad
Consideramos que el camino no debe ser, en ningún caso, el de la implantación del gas, pernicioso en términos medioambientales y también de seguridad. Sino el de la profundización y extensión de las propuestas de energías renovables en marcha, para los que las islas reúnen condiciones inmejorables. En estos momentos hay proyectos muy interesantes consolidados, como Gorona del Viento en El Hierro. Y se está construyendo el Salto de Chira, en Gran Canaria, que elevará sustancialmente la presencia de las energías limpias -con mayores niveles de seguridad y fiabilidad-, reducirá la dependencia del exterior, contribuirán a la producción de agua y a la soberanía hídrica; siendo muy relevante, por tanto, en el imprescindible e inaplazable combate contra la Crisis Climática. Además, se encuentra en fase de estudios preliminares la Central Hidroeléctrica Reversible a instalar en Güímar (Tenerife).
Además, el Gobierno y la mayoría de los cabildos han venido favoreciendo en los últimos años la colocación de placas fotovoltaicas en sus instalaciones y promocionando su extensión en el conjunto de la isla, mediante subvenciones a particulares, autónomos y micropymes, además de impulsar las comunidades energéticas. Hay que persistir en esa vía.
Se trata de impulsar una transición energética hacia un modelo energético 100% renovable en el 2040, más descentralizado y democrático. Para lo que planteamos alcanzar los máximos niveles de soberanía energética; pasar de una estructura centralizada con consumidores pasivos a una estructura horizontal con “prosumidores” (productores y consumidores); y fomentar el autoconsumo individual y colectivo, así como el ciudadano e industrial para pasar de una generación centralizada a una de descentralizada, de proximidad, limpia y flexible.
Asimismo, hay que priorizar las inversiones en energías renovables sobre espacios antropizado; facilitar que los ciudadanos y ciudadanas puedan consumir, generar, almacenar y vender energía eléctrica, haciéndose responsables de su consumo, con un rol activo y participativo; o impulsar un programa de renovación energética de los hogares más vulnerables.
Comunidades energéticas
También queremos dar un impulso a las comunidades energéticas como estrategia para fomentar el autoconsumo junto con la gestión inteligente de la energía y el almacenamiento. Así como conseguir unos altos niveles de ahorro y eficiencia energética: renovación energética del parque de edificios públicos hacia un consumo casi nulo. la mejora de equipos e instalaciones, avanzando hacia edificios cero emisiones.
En el mismo ámbito se inscriben otras actuaciones, como el despliegue ambicioso del vehículo eléctrico, tanto en el parque móvil del gobierno como en las ayudas públicas, así como la ampliación de redes públicas y privadas de estaciones de recarga; el fomento de la investigación y la innovación energética en nuestras universidades y centros tecnológicos; y el impulso a una estrategia de despliegue del hidrógeno verde, que permita impulsar proyectos de movilidad (especialmente en el transporte de pasajeros por tren) y almacenamiento a pequeña escala.
Hace apenas un mes, el sábado 6 de mayo, Gran Canaria alcanzaba un 62,17% de consumo con origen en energías renovables, de los que un 48,96% correspondía a energía eólica y un 13,21% a fotovoltaica, con una producción de 257.40 MW entre ambas. Lo que supone un récord en la penetración de las renovables. Habrá que persistir en esa línea y con distintas actuaciones -puesta en marcha de la Central hidroeléctrica de Chira, incremento de placas fotovoltaicas en administraciones, empresas y hogares, nuevos desarrollos en la eólica…- seguir avanzando hacia la soberanía energética. Contribuyendo, además, desde aquí, a la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias. Sin dar ningún paso atrás, como el que supondría la implantación del gas.