Las últimas semanas distintas informaciones, tanto en el ámbito canario como en el estatal, han estado referidas a problemas en el abastecimiento de agua a la población, así como en apremiantes necesidades del sector agrícola. El acceso al agua es uno de los grandes problemas de la Humanidad. En Canarias dimos un salto espectacular con la instalación de desaladoras a partir de los años sesenta del pasado siglo, que posibilitaron el consumo normalizado de una población acostumbrada a enormes restricciones en muchas de las islas y facilitaron, asimismo, el desarrollo de la industria turística. La gestión integral del agua forma parte de las preocupaciones prioritarias de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc). Lo que queda reflejado en sus programas electorales, tanto locales e insulares como el correspondiente al ámbito autonómico.
Como señalaba, el acceso al agua potable es un problema mundial que todo apunta a que se incrementará en las próximas décadas por las consecuencias de la Crisis Climática. El incremento del nivel del mar afectará a la salinización de las aguas subterráneas. Las temperaturas más altas, las inundaciones y sequías influirán en su mayor contaminación.
Naciones Unidas asegura que el agua se encuentra “en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas y para la supervivencia de los seres humanos. Forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es un decisivo vínculo entre sociedad y medioambiente”.
La ONU ofrece algunos datos impactantes: 2.200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura; otros 2.000 millones dependen de centros de atención de la salud que carecen de servicios básicos de agua; y 297.000 menores de 5 años mueren al año debido a enfermedades diarreicas causadas por las malas condiciones sanitarias o agua no potable. Y recuerda que la agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua.
Estrés hídrico
Los problemas de agua en el Estado español no son nuevos. En un artículo publicado en 2017, Mariana Sandoval, consultora en IdenCity, destaca su elevada tendencia al estrés hídrico, es decir “a la disminución de los recursos de agua dulce debido a una demanda superior a la cantidad de agua disponible en un período determinado o a una calidad no apta para el uso”. Confirmándose como uno de los estados europeos que más agua consume por habitante y día en cuanto a uso doméstico. Una demanda que se ha incrementado” debido al desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo y la agricultura. Se calcula que para el año 2030 un 65% de la población española sufrirá las consecuencias de la escasez del agua”.
La gestión integral del agua es un problema que debe abordarse desde las administraciones públicas, pero también implicando a la sociedad, por lo que es necesaria la sensibilización y la concienciación
Según Sandoval, España destaca, además, por ser uno de los estados de la Unión Europea que sufren más pérdidas en su red de distribución. Con un 25% frente al 5% de los Países Bajos, el 7% de Alemania o el 9% de Austria. Estos días una información señalaba, en medio de las graves restricciones que está sufriendo Cataluña, que el Ayuntamiento de Badalona reconocía que un escape en una tubería hace que diariamente se pierdan 180.000 litros de agua; algo que viene sucediendo desde hace quince años. Pero, con toda seguridad, no es el único caso de significativas pérdidas por mal estado de la red de distribución.
En opinión de la referida experta, “el agua debe de retomar la importancia que le atribuían antiguas culturas, ser concebida como un recurso básico para la supervivencia y ser gestionado de manera estratégica como un bien económico escaso de creciente valor, sin perder de vista el enfoque en derechos humanos que conlleva su uso y disfrute”.
Cultura del agua
En NC-bc continuamos apostando por recuperar nuestra cultura del agua, un bien escaso y, a la vez, frágil. La gestión integral del agua es un problema que debe abordarse desde las administraciones públicas, pero también implicando a la sociedad, por lo que es necesaria la sensibilización y la concienciación de todas las personas a la hora de hacer uso de ella para evitar dilapidarla.
Entre otras medidas, impulsaremos la regeneración de agua depurada y su uso en la agricultura; así como el vertido cero de aguas sin depurar en nuestras costas. Proponiendo que las depuradoras reconviertan su actividad bajo los principios de economía circular y regeneración de los ecosistemas. Y apoyando a los municipios en la mejora de los alcantarillados para minimizar los vertidos de aguas mixtas en el mar en episodios de lluvia y las infiltraciones de aguas residuales.
Igualmente, impulsaremos medidas de gestión inteligente de la demanda y la digitalización de los contadores, así como el aprovechamiento de las aguas pluviales tanto en el campo como en las zonas urbanas, especialmente en los edificios y viviendas. Apoyaremos la I+D+i para fomentar la eficiencia energética en la desalación del agua, así como la integración de renovables en las desaladoras. Fomentaremos el ahorro de agua entre los grandes consumidores. Impulsaremos la implementación de sistemas urbanos de drenaje sostenible. Y planteamos, además, acabar con las pérdidas en la red de abastecimiento cuyo rendimiento debe generalizarse por encima del 90%.
Seguridad hídrica
Ante un presente y un futuro con menos precipitaciones, otro efecto del cambio climático, Canarias tiene que estar preparada, alcanzando los máximos niveles de seguridad hídrica para su población y para sus actividades económicas. Para lo que resulta imprescindible aumentar la capacidad de producción de agua desalada y regenerada, esta última exclusivamente para uso en el sector primario.
El Cabildo Insular de Gran Canaria trabaja en esa dirección, así como en el desarrollo de nuevas infraestructuras de riego y de canalización de aguas; planificando con rigor y de manera sostenible el presente y el futuro. No es el caso de otras instituciones, locales e insulares que, lamentablemente, no han cumplido con sus responsabilidades en la materia, en Tenerife, Lanzarote o Fuerteventura, y cuya carencia de planificación está generando graves problemas de abastecimiento o de saneamiento a una parte de sus ciudadanos y ciudadanas, como hemos podido observar en el periodo reciente.
Ante un presente y un futuro con menos precipitaciones, otro efecto del cambio climático, Canarias tiene que estar preparada, alcanzando los máximos niveles de seguridad hídrica para su población
Por otra parte, desde el Cabildo de Gran Canaria continuaremos impulsando la Central Hidroeléctrica de Chira, actualmente en construcción, que, además de incrementar notablemente el peso de las energías renovables -con mayores niveles de seguridad y fiabilidad-, y reducir las emisiones de CO2 en un 20%, permitirá bombear agua hacia la cumbre, la zona de la isla que más sufre la escasez de lluvias. Beneficiando, por tanto, a nuestro sector primario.
Nuestro programa y nuestra práctica se encuentran muy comprometidas con la seguridad hídrica. Las claves de las políticas de Nueva Canarias-Bloque Canarista sobre el agua pasan, fundamentalmente, por el ahorro y la eficiencia, la desalinización mediante renovables, el adecuado tratamiento de las aguas residuales, la reutilización y la recuperación de nuestros mermados acuíferos. Para que nuestra tierra alcance los máximos nivel de soberanía hídrica, esencial para el desarrollo de la existencia cotidiana de sus habitantes y para el normal funcionamiento de la agricultura, la industria o el turismo. Indispensable para la vida.